El Ramal: un refugio de sabor y tradición en El Poblado
- Galería De Arte
- 17 nov 2024
- 3 Min. de lectura

Si alguna vez te has preguntado qué se siente estar en una casa que no solo te acoge, sino que te invita a quedarte, El Ramal es la respuesta. En medio de El Poblado, uno de los barrios más vibrantes de Medellín, se esconde este tesoro gastronómico que, más que un restaurante, es un verdadero refugio para los sentidos. La casa, una de las pocas que conserva su esencia de antaño en el sector, tiene una historia que se entrelaza con la calidez de su cocina, la cual ofrece una mezcla de sabores colombianos con una mirada contemporánea, llena de personalidad.
Como en cualquier buen hogar, lo primero que te ofrece El Ramal es seguridad y confort. Pero no solo en sentido físico, sino también en el paladar. Entrar aquí es como llegar a un abrazo cálido, ese tipo de abrazo que te invita a despojarte de las prisas y simplemente disfrutar de lo que tienes frente a ti. Los ingredientes frescos, el amor por la cocina de autor y la armonía del lugar hacen de cada bocado una experiencia única.
El menú de El Ramal está diseñado para transportar a los comensales a lo más profundo de la tradición colombiana, pero con un toque moderno que hace cada plato memorable. Las entradas son una delicia, como la tostada de sandía horneada con chimichurri de berenjena y guacamole, un juego de texturas y sabores frescos que te invitan a seguir explorando. Y si buscas algo más exótico, el hummus de garbanzo con zapallo anco es una opción perfecta, acompañado de una ensalada fresca de pepino, tomate cherry, semillas de girasol y tostadas de maíz crujientes. Este es el tipo de plato que te hace preguntarte por qué nunca lo habías probado antes.
Y luego, el plato fuerte: gallina encocada ahumada, un festín de sabores en cada bocado. El toque ahumado de la gallina se mezcla perfectamente con el chimichurri de berenjena, el coco, el arroz y el cilantro, creando una combinación que resalta lo mejor de la cocina local. Es el tipo de comida que te hace sentirte en casa, como si lo hubieras estado esperando durante toda tu vida.
No podemos hablar de El Ramal sin mencionar sus postres, que son, sin duda, una de las joyas del lugar. El mango parrillado con cremoso de maracuyá y topping crocante es una explosión de frescura, mientras que la torta de almojábana con crema de quesos, bocadillo y praliné de nueces es un homenaje a los sabores más tradicionales de Colombia, pero llevados a otro nivel. No hay duda de que los postres de El Ramal son una experiencia en sí mismos, una oda a la repostería local con un giro moderno y sorprendente.
En El Ramal, la coctelería también tiene su propio espacio. Te recomiendo probar el mango mezcal: una combinación fascinante de mezcal, chipotle, mango biche clarificado y un toque sutil de sal de mango biche. Es un cóctel que te invita a sentarte a charlar, a disfrutar del momento, y a saborear la vida de una manera diferente.
Si quieres sumergirte aún más en la experiencia de El Ramal, no te puedes perder su olla popular de los domingos. Cada semana, la casa se llena con el cálido aroma del sancocho preparado a leña, o frijoles y otros platos típicos que hacen de este lugar un punto de encuentro para familias que buscan disfrutar de la sazón casera y el cariño de un plato hecho con tiempo y paciencia.
El Ramal no es solo un restaurante, es una casa. Una casa donde la comida, la música, el ambiente y la atención se entrelazan para ofrecerte una experiencia inigualable. Cada detalle, desde las plantas que adornan el espacio hasta las mesas que invitan a compartir, está pensado para que te sientas como en tu hogar, pero en un hogar que te reta a explorar, a descubrir, a probar.
Así que, la próxima vez que pasees por El Poblado, no dudes en hacer una parada en El Ramal. Te prometo que no solo te llevarás un buen sabor de boca, sino una historia, una sensación de pertenencia y un deseo de volver, una y otra vez.
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